26 abril, 2012

Hablar sin decir nada (III)

Escribir en este lienzo en blanco
emociones y sentimientos
restringidos por el sonido,
por el "tecleteo".

Hacía días que no encontraba ni el lugar
ni la necesidad de plasmar algo
pero siento superficialmente
algo tan grande que quiero explotarlo,
como cuando un niño descubre el llanto
y de golpe tiene hambre.

De repente nace, esa necesidad
ese yo interno
que tienen tanto de que hablar
y sabe como hacerlo
y me guía palabra por palabra
y escribo estos inversos
que no llevan a nada.

Enlace-desenlace,
el ruido de una puerta
que el viento mantiene abierta;
imágenes.

De repente un río y ninfas
bailando al ritmo
de la brisa,
un ruido,
estoy solo,
conmigo.

Los lobos feroces se
arrodillan y temen,
les acerco la mano
y la lamen, no tan
feroces me quieren y
esbozo a su lado,
tonos grisáceos llenos
de color;
vida.

El tic-tac metálico y frío,
que acerca la mañana
no hace más que dejarme
a medias teclas,
polvo.


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