Todavía el estridente ruido que se aleja carcajeante
resuena en mi cabeza.
No en vano cada uno llegara a su hogar
y volverán a enlazarse en su rutina.
Mi casa, mi hogar, está roto.
Resuena el sonido del silencio.
Unos finos picos
que se escapan de los altavoces conectados a la nada;
que lo dicen todo.
Sofá, desconectado. Intentando perder el mundo de vista.
Lavabo, contenido. Intentando revivir lo perdido.
Y yo que observando único y expectante quedo,
dolorido y nauseabundo
en el intento
de la conexión virtual del Mundo Real™.
Quemado de toda esta porquería diaria y cansado
de la ridiculez del prójimo.
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