10 junio, 2015

Entre miradas de los adioses más sinceros, desde el alma.

Mañana será mi último día en España, para empezar una nueva vida. Siento que en estos últimos instantes todo es insuficiente pues no hay suficiente tiempo como para secuestrar un poquito de cada persona o que éstas llenen más mi corazón el cual, como devorador de amor, siente la ansia de morir en ese intento.
No lo puedo negar, las cosas no han sucedido como hubiera deseado mas, nadie deseó mi noticia. Tiempos difíciles para unos, tiempo que simplemente se escapa para otros. Y es que el tiempo, como la sombra de un avión que se dirige al fin del mundo, pasa fugaz, inalcanzable e invisible para aquellos que se entretienen mirando otras sombras.
Pese a todo no puedo dejar de recordarme que es injusto exigir a un ciego el arcoiris si nunca lo vio o lo tiñó de miedos y juicios pues, con toda mi esperanza, algún día podrá disfrutar de este y con ese dia la verdadera victoria.
Agridulces emociones de las que no se escapa la añoranza y la excitación con la que partiré, mañana, para construir mi pequeño legado al lado de un maravilloso hombre que se ha ganado una confianza inexistente, y un amor dolido que no deseaba otra cosa que desaparecer.
Así que, con este escrito y dejando mi huella declaro que os amo. Que siempre pertenecerán a la persona que entraño y que pese a momentos amargos habéis hecho de mi vida un dulce drama que no cambiaría por nada.

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