ni querer.
Culpable declaro que
todo lo invado con mis retinas,
para que nada se escape.
Prisionero en una torre
de marfil digo,
que desconozco la sonrisa
de aquellos
por los que aposte mi vida.
Y después de mil caricias
vacías,
anhelo aquello arrevatado;
anhelo la inocencia perdida.
anhelo la inocencia perdida.
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